La falta de educación fomenta el trabajo infantil que condiciona la calidad de vida de cada niño, enfrentándolo a condiciones laborales peligrosas, construyendo un círculo que no se detiene y que en el futuro se continuará desarrollando. Es necesario educar a las familias pues muchas veces la decisión de que un niño trabaje se toma en el hogar creyendo que el trabajo los va a ayudar a salir de la pobreza; a corto plazo quizás, pero a largo plazo un niño que estudia logrará frutos profesionales como agente socializador que beneficiará a la sociedad.
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